Lo ideal sería que la iniciativa, el primer paso lo haga siempre el hombre. Sin embargo, si la toma una chica no es pecado. Los chicos deberían aprender a ser personas con iniciativa, a no esperar a que Dios haga todo solo, ser fuertes, valientes, independientes. Deberían aprender a relacionarse y amar a la futura mujer como Cristo amó a la iglesia. Las chicas deberían crecer conscientes de su valor.
LAS MONTAÑAS DE LOS CHICOS Y DE LAS CHICAS:
Fundamentalmente el motivo principal porque el hombre no actua es MIEDO. A veces no actua por timidez (que es miedo en el fondo) por temor a ser rechazado, por miedo a ilusionarse y hacerse daño, porque tiene todavía heridas pasadas y teme que pueda volver a hacerse daño, por miedo a perder su propia libertad, etc
Si hay una chica que os gusta, está convertida y soltera y queréis descubrir si más o menos puede ser la mujer que Dios os ha puesto al lado… ¡espabilaros” porque no va a caer del cielo!
No debes perder la autoestima si te dicen que no y no pienses que nunca le gustarás a nadie.
LAS CHICAS:
El miedo de la mujer es el de permanecer solterona. Tenemos un grande valor a los ojos de Dios. No merecemos ignorar nuestro valor, merecemos que se combata por nosotros siempre. Merecemos ser tratadas como princesas simplemente porque somos hijas del rey. Pretende de la persona que frecuentas te trate y te ame como Dios ama a la iglesia, que te ame con el mismo tipo de amor con el que Dios ama a la iglesia.
Del libro: Anch’io scriverò ti amo
Noviazgo cristiano 