El porno y la adicción… el sexo fuera de su contexto.
En una noche oscura y fría, no hay nada mejor que un buen fuego en la chimenea. Puedes apilar la leña y dejar que arda y te caliente. Es seguro, calido, relajante y romántico. Ahora saca ese fuego de la chimenea (que ha sido diseñada para contenerlo) y dejarlo en medio del salón. De repente se convierte en algo destructivo. Podría quemar la casa entera y matar a todos sus habitantes. El sexo es como ese fuego. Mientras se exprese dentro del compromiso del matrimonio, es bonito, cálido y romántico. Pero la pornografía, saca al sexo de ése contexto.
El porno: un gran negocio
El porno es un gran negocio que genera mucho dinero sin importar los métodos para conseguirlo. Te enseñaran lo que ellos creen que hará que vuelvas a por más. «El año pasado se produjeron 11.000 videos porno, en contraste con las 400 películas producidas en Hollywood… [y] 70.000 páginas web de pornografía» (New York Times, 20 de Mayo, 2001, «Naked Capitalists»)
La imagen del sexo en el porno
Una de las bases de nuestra estabilidad mental es tener una idea sana de quién somos sexualmente. Si se contaminan esas ideas, una parte fundamental de quienes somos se distorsiona. La cultura del porno nos dice que el sexo, el amor y la intimidad son lo mismo. En la pornografía, la gente tiene relaciones sexuales con completos desconocidos, gente que acaban de conocer. Lo único que importa es la satisfacción personal. No importa el cuerpo de quien estés usando mientras la obtengas. El porno te hace pensar que el sexo es algo que puedes conseguir cuando sea, donde sea, con quien sea, sin ningún tipo de consecuencia.
¿En qué consiste realmente el sexo?
La visión del sexo en el porno es estúpida y superficial. Las relaciones no se basan en el sexo, sino en el compromiso, el cariño y la confianza mutua. Dentro de ese contexto, como en la chimenea, el sexo es maravilloso. Lo que hace que el sexo sea magnífico es estar con alguien que te ama y te acepta, alguien que se ha comprometido a compartir la vida contigo, alguien a quien te puedes entregar completamente. Sigue leyendo